El Acuerdo de París, alcanzado durante la COP21 realizada en diciembre del año 2015, constituye un acuerdo ambicioso, dinámico y universal que abarca a todos los países y todo tipo de emisiones. Éste consolida la cooperación internacional en materia de cambio climático, constituyendo un instrumento internacional para la movilización del apoyo tecnológico, financiero y de creación de capacidades para los países en desarrollo (Naciones Unidas1, s.f.).
A través del Acuerdo, las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) concertaron combatir el cambio climático, y así movilizar acciones e inversiones para alcanzar un futuro sostenible con bajas emisiones de dióxido de carbono. En ese sentido, las Partes se comprometen a realizar todo lo que esté a su alcance, bajo el principio de responsabilidad compartida pero diferenciada, para aumentar sus esfuerzos por medio de contribuciones determinadas a nivel nacional, o NDC por sus siglas en inglés, las cuales reflejan los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones y adaptarse a los efectos del cambio climático.
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